Curú es una propiedad privada que forma parte de una gran finca que combina la agricultura sostenible y la gestión forestal con la protección de la vida silvestre y la naturaleza. De las 1.496 hectáreas de la propiedad, solo el 5 % (84 hectáreas) están protegidas bajo los términos de una “reserva de vida silvestre”. Esta zona abarca la zona de playa de 200 metros de ancho, junto con los estuarios de manglares y ríos. Sin embargo, la reserva se mezcla con el resto de la propiedad, de la cual el 75 % está declarado bosque protegido y el 20 % está dedicado a la agricultura de bajo impacto.
Curú también se conecta con el Corredor Biológico de Fauna Silvestre de la Península de Nicoya. Al conducir por la carretera de Paquera a Tambor se pasa por una zona muy boscosa con árboles de gran tamaño. Es la amplia franja de bosque que permite la migración de la fauna silvestre entre la playa y el interior montañoso de la península.
Curú cuenta con una vida silvestre rica y diversa en cinco tipos de hábitat diferentes que van desde zonas marinas y manglares hasta bosques tropicales secos y húmedos, así como tierras de cultivo.
En Curú se han contabilizado 232 especies de aves. Se pueden observar diferentes tipos de loros y periquitos, pájaros carpinteros, garzas y garcetas, halcones y águilas pescadoras, trogones y momotos, entre muchos otros. Se han reintroducido con éxito las guacamayas rojas, que a veces se las puede ver alimentándose en los almendros o volando sobre el dosel.
Entre los mamíferos se encuentran especies raras como ocelotes, pumas, tigrillos, pecaríes de collar, coyotes, osos hormigueros y nutrias.
En los alrededores de la administración de la playa se pueden ver familias de monos aulladores y capuchinos. A veces también hay otros animales huérfanos o heridos de los que se ocupan los guardaparques. En el bosque circundante viven también monos araña que han sido reintroducidos en la zona. En la playa de Curú ponen sus huevos tortugas marinas como la tortuga lora, la tortuga carey y la tortuga verde, y en otro proyecto ecológico, un arrecife artificial y la restauración de corales intentan aumentar el número y la diversidad de la vida marina en la bahía de Curú.
De vital importancia para el ecosistema marino es el hábitat de los manglares. Una inmensa cantidad de pequeños organismos viven en el lodo rico en nutrientes y constituyen la base de la cadena alimentaria marina. Los manglares representan el lugar de reproducción de muchos peces del Pacífico y muchas aves acuáticas se alimentan y anidan en los matorrales. En Curú están representadas las cinco especies de manglares de Costa Rica.
La entrada a la Reserva de Vida Silvestre Curú se encuentra en la carretera principal de Paquera a Cóbano, a 6 km de Paquera y 16 km de Tambor. Desde la puerta de entrada, se recorren 2 km a través de tierras de cultivo hasta llegar a la oficina de administración en la playa.
Existen varios senderos a través de Curú, cada uno con sus vistas y hábitats particulares. Están clasificados desde muy fáciles hasta difíciles. Algunos senderos son muy exigentes y solo deben intentarse durante la temporada seca.
Los paseos más fáciles son los senderos llamados Laguna, Toledo, Finca los Monos y Ceiba. Están muy bien mantenidos y pasan por diferentes hábitats donde se pueden observar animales.
- Ordenar por Por defecto
- Mostrar 15 Artículos por página