En 1984 fue declarada Monumento Nacional de Costa Rica. Llamada Quiribrí, su significado es de la lengua cabécar, que quiere decir canto de las aves.
Uvita se ubica al frente de Puerto Limón, a 1.4 km al este aproximadamente. Es conocida por la historia que guarda, ya que fue el primer punto del territorio que tuvo contacto con Cristóbal Colón en su cuarto viaje por América en setiembre de 1502.
Casi un 40% de su territorio son acantilados rocosos, lo demás es bosque tropical húmedo y playa. Aquí además de tener un tour lleno de historia, también podés disfrutar de una playa de arena blanca, snorkel y buceo.
La isla tiene una superficie de 11,07 ha y su mayor elevación es de 18 m.s.n.m. donde se ubica el faro. En 1991 el terremoto de Limón levanto las placas tectónica 1 m en la parte noreste de la isla exponiendo el arrecife de coral. Esta habitada por algunas especies de aves, perezosos y peces. La isla es visitada por las tortugas verde (chelonia mydas) y carey ( Eretmochelys imbricata) y es sitio de anidación de la especie de ave llamada piquero moreno (Sula Leocogaster). La parte sur de la isla posee un arrecife coralino con cavernas submarinas de 10 m de profundidad, habitadas por unas 96 especies de peces.
La isla posee dos senderos, uno perimetral de 675 m de largo, y otro que atraviesa la isla hasta el faro, ubicado en la zona central, de 216 m de largo. No hay presencia humana permanente.
Cristóbal Colón llegó a tierras costarricenses en el transcurso de su cuarto viaje, en septiembre de 1502. Según se manifiesta en los textos históricos parece ser que antes de pisar el territorio continental llegó a una isla llamada Uvita. La mayoría de estudiosos coincide en que esa isla es la antigua Isla Quiribrí, situada frente a Puerto Limón, por donde pasaron carabelas españolas, y la única prueba material de que, entre los arrecifes, a un kilómetro del puerto de Limón, se guarda el pasado remoto de Costa Rica. Se conoce que en el pasado fue escala para piratas.
En las cartas que escribió Colón en su cuarto viaje se relata la historia escrita el 25 de septiembre de 1502, cuando sus embarcaciones bordearon Quiribrí, una isleta cercana al pueblo conocido en tierra como Cariay. Colón se paseó por aguas costarricenses y, vista por los ojos del almirante, la isla se proyectó como una huerta frondosa y un paraíso natural.
La isla era llamada Quiribrí por los habitantes indígenas de la localidad de Cariari, habitantes precolombinos de la zona. En 1502, Cristóbal Colón fondeó sus naves en la isla para repararlas y dio a la isla el nombre de La Huerta. Esta visita de un par de semanas permitió un pasajero contacto con los indígenas, que recibieron a los europeos ataviados con indumentaria de oro, lo que, parece ser, fue el motivo de que algunos atribuyeran equivocadamente a Colón el haber dado al territorio el nombre de Costa Rica, que en realidad fue utilizado por primera vez por la Audiencia de Panamá en 1538.
En octubre de 1878 se construyó el primer muelle y faro de madera ubicado al norte de la isla. En 1891 Minor Cooper Keith ganó la licitación para la construcción de un nuevo faro de hierro de 27 m de altura, traído de Londres.
Delroy Barton, divulgador cultural de Limón, cuenta que las primeras referencias hablaban de un sitio de refugio para marinos en cuarentena. Con la llegada de la lepra al país, la isla se convirtió en un hospital leprosario. La presencia de casos de viruela en el puerto de Limón alertaba a las autoridades sobre la necesidad de contar con la infraestructura adecuada para hacer frente a las enfermedades. Para 1881 existe evidencia de la utilización de la isla como zona de cuarentena y el traslado de algunos enfermos aún sin contar con las instalaciones adecuadas en el lugar.
A partir de 1887 entran en funcionamiento las 4 estructuras que conformaron los Edificios Nacionales de Cuarentena, que en conjunto abarcaban aproximadamente 3256 m². El complejo era conformado por un Hospital de madera que descansaba sobre pilastras de mampostería, ubicado al norte de la isla.
El desuso de los Edificios Nacionales de Cuarentena durante las primeras décadas del siglo XX está relacionado con el mayor control sobre enfermedades como la viruela y el cólera. A partir de la documentación resguardada en el Archivo Nacional de Costa Rica se puede interpretar que parte de los factores que llevaron a elegir la bahía de Limón como el punto adecuado para el desarrollo de un puerto fueron los beneficios que ofrecía la presencia de la isla, no solo naturales, sino además para la construcción de infraestructura portuaria necesaria. Con el pasar de los años, la necesidad de mantener las instalaciones pasó a un segundo plano, conllevando a un abandono paulatino de la isla y el deterioro de las edificaciones.
Este paisaje en realidad no es roca, sino esqueletos de miles de corales que emergieron fuera del agua tras el violento terremoto que asoló Limón en 1991, haciendo que el fondo subiera casi un metro, y dejando expuestos a estos animales cuyos restos podemos apreciar, y que forman cuevas, pozas, arcos y otros ejemplos de relieve caprichoso. Actualmente la isla está deshabitada
Hoy, un rótulo con letras amarillas ubica a los visitantes cuando llegan a un sitio conocido como el “Mirador los leprosos”. Barton señala que el lugar fue utilizado en aquellas épocas para bañar con agua salada a los enfermos. Ahora, el rótulo se ha vuelto una parada obligatoria en el tour que hacen los locales dedicados al turismo.
Casi el 40% del territorio de la isla son acantilados rocosos, el resto: bello bosque tropical húmedo, una playa de arena blanca, se puede practicar buceo de superficie. Lo más curioso del relieve de la Isla Uvita son sus acantilados escarpados para los que conviene llevar un calzado cerrado que aguante el agua, ya que son muy cortantes.
Entre sus atractivos se encuentran pequeñas playas blancas cubiertas de cocoteros para descansar y bañarse, acantilados puntiagudos que forman paisajes casi lunares y buenas aguas para el surf, el snorkel y el buceo. El lugar también cuenta con un pequeño negocio en el que comprar algo de comida y bebida, un sendero circular que transcurre cercano a la costa y un pequeño faro.
Riqueza natural
Playas de arena blanca y agua cristalina
Arrecife coralino con cavernas submarinas
Bosque tropical húmedo en los acantilados rocosos
Anidación del ave acuática Sula leucogaster
Visitada por tortugas verde y carey
- Ordenar por Por defecto
- Mostrar 15 Artículos por página